26 de diciembre de 2012

Eva Yerbabuena: "La técnica tiene que estar al servicio del arte"







Eva María Garrido, Eva Yerbabuena, es una de las bailaoras de flamenco más importantes del mundo y ésto lo confirma el Premio Nacional de Danza en 2001 y los cinco Premios Max que posee. Ahora vuelve a los escenarios después estar más de un año apartada de ellos. Nos cita a la hora del café en su casa. Nos abre Paco Jarana, su compañero de fatigas, su resorte creativo, y sobre todo, su marido. “Pasad, dentro está la artista” dice mientras nos sujeta la puerta de entrada. Pasamos al salón y lo primero que advertimos, aparte de observar que no tiene ningún objeto relacionado con el flamenco, es la razón por la que ha estado alejada de los escenarios durante treces meses: su hija Marieta. Tiene siete meses y duerme al lado de la calefacción, envuelta en mantitas pequeñas, soñando quizás con seguir los pasos de su madre. La bailaora nos saluda saliendo de la cocina y arreglándose el pelo, nos dice “sentaos aquí en la estufa, que os vais a morir de frío, por Dios“, como si nos conociera de siempre, como si hubiéramos ido a tomar café más de una vez a su casa. Antes de empezar la entrevista, se asegura que su hija pequeña sigue dormida, agarrándola con la misma delicadeza con la que cuida sus movimientos en los espectáculos. En este momento, la personalidad de Eva se intuye natural, entregada a todo lo que tiene a su alrededor, con un temperamento firme, segura en todos los movimientos y palabras que dice. Y es para serlo, toda una vida dedicada al flamenco no puede aportarte otra característica: determinación. A ella también le interesa el mundo del periodismo,  y el futuro de éste, al que acusa de haber un gran intrusismo. Trata de conocer al que tiene enfrente, de sentir sus vibraciones y saber qué busca y va a encontrar.


Texto y fotografías por Roberto Manzano







Los periodistas han hecho muchas manifestaciones, pero la situación nuestra es difícil; estamos entre la incomodidad que le provocamos con preguntas o investigaciones a la gente rica, a la gente poderosa, y entre que la sociedad tampoco nos respalda por haber cogido fama de manipuladores.


Y ahí entráis todos. Deberíais hacer algo contra la intrusión en el periodismo. Ustedes que sois jóvenes debéis salir a la calle y acabar con esto. Por ejemplo, en el mundo del flamenco todo el mundo se queja de la situación que hay y que ha habido, pero yo nunca he visto una manifestación de cantaores o de bailaores. En estos tiempos, contra las injusticias hay que hacer lo que sea.


Exacto. Eso es lo malo.


Claro. Pero también algunos periodistas tienen algo de culpa. Por ejemplo, yo he ido a cualquier otro país, y me han preguntado por Joaquín Cortés. Mira, yo no voy por ahí haciéndole propaganda a ningún bailaor. Intento ser lo más educada posible y responderle a las preguntas, pero llega un momento en el que le tienes que decir “mira, Joaquín Cortés es un bailaor muy bueno, que ha podido ser una grandísimo profesional, ha tenido todas las oportunidades del mundo, pero, que quiere que te diga hijo, si quieres información sobre él, documéntate, y cuando venga aquí le entrevistas. Si voy a otro país, pregúntame por mí y por mi espectáculo. Hay algunos periodistas que están muy desinformados”.


Cuando has estado en otros países y te han hecho entrevistas, o los medios se han interesado por tus espectáculos, ¿ves que allí tienen más presente el flamenco que aquí en España?


Lo tienen mucho más presente. Cuando vas fuera, lo primero que ves es el cartel de “no hay entradas”. Los teatros están a rebosar. Pero luego, los periodistas tienen una información errónea, es decir, ellos conocen por flamenco Joaquín Cortés y Sara Baras, y Farruquito por la polémica que tuvo en su día. Y a nadie más. Y claro, contra eso tú no puedes luchar, porque en los países extranjeros se conoce lo que se vende por flamenco, y lo que se vende por flamenco por supuesto es lo que en realidad no es el flamenco.


Fuera de España existirá el tópico de que el flamenco es toros, fiesta, palmas, y traje de flamenca.


Eso es lo primero que te encuentras. La sensación que tiene la gente de España cuando vienen aquí es que se le va a recibir con un traje de faralaes, que estamos todo el día en la calle, y tienen una historia de todo esto que no es, pero claro, también es lo que le han vendido. Antiguamente los artistas pasaban hambre porque no había la posibilidad de estar en teatros o eventos, entonces lo que había eran las fiestas de los señoritos, los que pudieran hacerlas, claro, y a los artistas les exigían estar a la hora que les diera la gana, y si no estaban pues no les pagaban. Era así de fácil. Y lo peor es que mucha gente es que quiere vender esa pena y esa fatiga que se pasó. Y no, mire usted, ahora trabaja el que se mueve, el que se preocupa, el que se mete en un estudio…Ahora no pasamos fatigas. Se pasan malos ratos, pero nada comparado con los tiempos de antes. Todo esto les interesa a mucha gente que siga estando presente, pero hay otros que no, que estamos innovando y abriendo nuevos campos. Y eso, el flamenco no es fiesta, toros y ¡olé!, el flamenco es mucho más profundo.




En una entrevista que leí a Raimundo Amador, dijo que el público del flamenco es muy cerrado y ortodoxo, ¿es eso cierto?


El público del flamenco es minoritario, quiero decir, el flamenco de grandes masas es en el terreno donde quizás hayan podido ayudar más porque han vendido lo que ahora todo el mundo conoce por flamenco fuera de nuestras fronteras, y eso ha ayudado a que se conozca mucho más. Hay puertas, como esta, que han abierto, pero también tiene su parte mala, es decir, alguien viene a ver un espectáculo mío, y dice: “¿Qué ha pasado aquí? ¿Qué es que no es flamenco?”. Entonces, hay mucha gente que se cierra a ver un espectáculo de flamenco porque no les gusta o les resulta pesado.

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Nació en Frankfurt, y a los 15 días sus padres la enviaron a Granada, a un pueblecito llamado Armilla. Su tía tuvo siempre la corazonada que se tenía que dedicar al flamenco, y debido a su temprana muerte, su madre y su tía decidieron honrarla metiéndola en una academia de baile. Fue a La Habana a aprender coreografía con Johannes García. Trabaja en la compañía de Rafael Aguilar con 15 años. En 1998 inaugura su propia compañía y esto le causa el salto definitivo a los grandes escenarios.  En 2001 recibe el Premio Nacional de Danza y en 2007 recibe la Medalla de Andalucía como reconocimiento. Realiza giras por Asia, Oceanía, Estados Unidos, Australia y muchos más países donde el flamenco es recibido con ojos expectantes y manos agradecidas que aplaudirán cada movimiento de esta bailaora que recuerda a las “antiguas”.

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No pueden ir con unos prejuicios, ¿no?


Exactamente, no hace falta entender. Es ir, sentarte en un patio de butacas y disfrutar. Y ya es caso de cada uno hacer un ejercicio interior y analizar lo que ha visto. Lo bueno que sí he visto de unos años atrás hasta ahora es que hay mucha juventud en los teatros, y eso te motiva.

¿Existe una buena cantera en el flamenco? ¿Tiene un buen futuro el flamenco aquí en España?


Yo creo que sí. Estamos pasando por una transición en la que hay una generación que está a punto de desaparecer y ahora viene otra generación. Como hemos dicho antes, hace tiempo la gente vivía el flamenco de una manera muy diferente a la de ahora. Ahora, si no tienes información sobre cualquier artista es porque no quieres tenerla, porque existen ordenadores, móviles, televisión…


Es una facilidad contar con todo esto, ¿no?


Sí, que sea para bueno o para malo, eso ya no lo sé. Tiene sus cosas buenas, porque haces así (hace el gesto de escribir en un teclado) y tienes la posibilidad de tener toda la información que quieres, pero también tiene su cosa mala, porque yo sinceramente veo mucha imitación y mucha copia de lo que ya existe y esto también es porque tienen la oportunidad de acceder a muchísima información de muchísimos artistas.

Quizás antes que no existía internet, el artista podía aislarle y no dejarse influenciar por nadie.


Es que tenías que ser tú. Antes había un sitio donde los artistas se reunían, y cada uno era diferente, con sus más y sus menos, con su estilo personal, se escuchaban unos a otros, y de esto ya no hay. Se ha perdido. También pasa otra cosa; antes la gente no era tan buena técnicamente como lo es ahora, no tenían tanta información, pero había una cosa muy mágica, que no era la técnica, era una forma de improvisación, era un “canta y toca que yo bailo” y esto hoy en día falta, hoy en día hay mucha técnica, todo muy estudiado y medido, y hay gente que son auténticos portentos en esto, pero, tú llegas a un teatro, te sientas, y a mí no se me pone la piel de gallina. Sales como te vas, pensando que es un virtuoso, pero no me ha contado nada, no me ha transmitido nada. Y muchas veces pienso: “pues fíjate si los artistas de antes hubieran tenido los estudios y las facilidades que tenemos ahora”. Y ahora hay muchísima gente que tiene muy buena técnica, muchas historias que contar, con muchas ganas, pero la técnica no lo es todo, la técnica no está por encima del arte, la técnica tiene que estar al servicio del arte.


La gente que innova y que se arriesga, ¿tiene que luchar con el público o con los entendidos que son más puristas en el flamenco? ¿Eso les limita?

Al principio, cuando eres más inseguro, ves que hay gente que te dice ”tú tienes que ser pura”, y ahora yo les pregunto “¿qué es la pureza? ¿Por qué yo no soy pura?”, y al fin y al cabo, los límites te los pones tú, no te los pone la gente que hay a tu alrededor. Yo no sé en tu trabajo, pero a mí mi trabajo me ha servido como un medio de lenguaje, yo sabía que quería hacer algo, no sabía que era, y lo primero que quería hacer era quitarme la timidez que tenía, y lo que descubrí en el flamenco era una forma de conocerme a mí misma y de conocer a los demás y de sentirme realizada en muchos aspectos. Eso sí, antes era lo más importante de mi vida, hoy no lo es, yo no soy una persona adicta a mi trabajo.

































¿Alguna vez has excedido el límite hasta llegar al punto de obsesionarte?


¿Obsesionarme? Siempre. Pero no es lo mismo obsesionarte porque algo te salga bien, porque estás dentro de un proyecto. Siempre es normal preocuparte porque todo salga lo mejor posible, porque no quieres fallarle a la gente que tienes alrededor. Pero, ¿ser adicta a mi trabajo? No, yo no quiero ser adicta a mi trabajo, en la vida hay muchas cosas más importantes, tengo mis hijas, mi familia, las pequeñas cosas, como yo les llamo, y si no tuviera estas cosas, no tendría nada que contar.


Pero cuando tenías 18 o 20 años, ahí sí, ¿no?


Ahí sí. Ahí era lo más importante de mi vida. A mí me preguntaban; “¿Qué es para usted el flamenco?”  Y yo decía “Pues el flamenco para mí es mi vida”. Pero ahora ya no. Eso lo decía porque, sinceramente, estás falta de experiencia. Por ejemplo, tú ahora mismo que estás aquí, cuando pasen unos años, hablaremos y me darás la razón, seguro. Lo que a ti te queda por ver y descubrir… y te lo digo porque el periodismo es más o menos lo que me pasa a mí, porque yo he tenido la oportunidad de conocer otros países, otras culturas, otra gente, y todo esto ha sido gracias al flamenco, y esto lo agradezco mucho, y por eso a través del flamenco también transmito todas estas experiencias. Nada más tienes que escuchar a los artistas antiguos; apreciar el toque, el cante, el compás, y descubres todo lo que sentía, de todo lo que se quejaban, de todo lo que vivían. El flamenco no es palmas y alegría, al contrario, el flamenco es lo más dramático del mundo, hasta las alegrías, “estoy ético de pena”, fíjate la letra, esto cantado por alegrías, no tiene ningún sentido.


¿Las críticas te influyen?


Antes sí, ahora no. (risas) Las leo, no te voy a decir que no. Pero es que... ojalá pudiera leer uno críticas constructivas, porque lo que se escriben es todo críticas constructivas, pero ya no a nivel artístico, es que se meten con tu persona, y a eso no hay derecho, ¿no? Y eso sí que pasa más aquí que fuera, porque por ejemplo, cuando llega una Bienal de Flamenco y lees las críticas es que te ríes, te las tienes que tomar a broma, porque tienes dos opciones, o tomártelas así o irte para el periodista y decirle cuatro cosas, aunque esto no lo haría nunca porque es darle una importancia que no se la merece. Si dices, pues mira, es un periodista que sabe tocar la guitarra, sabe bailar, se ha subido a un escenario, tiene experiencia y sabe de lo que está escribiendo, me parece estupendo, pero si no eres nada de esto... Puede saber de flamenco, pero si de verdad sabe y le interesa, lo primero que tiene que hacer es informarse, documentarse, saber cuánto tiempo llevo yo montando ese espectáculo y sobre qué va ese espectáculo, pasarse por los ensayos, ver mis otros trabajos… y eso lo echo mucho en falta, que los periodistas tengan realmente información, porque tú que quieres dedicarte al periodismo internacional, tú no vas a escribir la crónica de los sucesos de un país conflictivo desde tu casa, ¿entonces, esto porque no pasa en la cultura? Pero claro, realmente los medios de comunicación y el público son los que hacen estar o no estar, pero ya te digo que es más importante la relación entre el público y yo, que los medios, es así.


La falta de información directa de un periodista es por lo que hablábamos antes, porque hay muchísima información en Internet  muchísimos medios para llegar a ella, y entonces los periodistas, desde sus casas, cogen el ordenador, se informar, y ahí se quedan, no se patean las calles.


Hay muchísima gente que hace esto, y cada uno le da su interpretación, su visión y eso es algo clarísimo. Pero también te digo que hay muchos críticos que les gusta mucho un sobre con dinero, y cuando te enteras de esto dices, bueno, ¿yo me voy a molestar en comprar un periódico y leer sus críticas? Lo hago por pura curiosidad, pero no me afectan, para nada. Yo decido hacer este espectáculo y lo hago con todas las de la ley, y me expongo a que el público no le guste, a que a periodistas no les gusten, y me parece perfecto. Yo estoy de acuerdo con aquellas críticas que me ayuden; si usted cree que he fallado en esto y en esto, hágamelo saber porque yo voy a aprender.


¿Puede ser imposible lograr una apreciación mínimamente objetiva de un espectáculo sin dejarse llevar por los sentimientos?


Es muy complicado. En el estreno de un espectáculo ni se canta ni se baila, hay tal tensión porque todo salga bien, porque todo esté atado y todo funcione según lo previsto, que no disfrutas, y no eres consciente de lo que has provocado o has hecho. Una vez que pasa el estreno eres consciente de lo que está pasando. Y es entonces cuando eres más objetiva y analizas mejor las cosas. Pero hay veces, que según el estado anímico que tengas, juegas con la improvisación encima del escenario, y ahí no eres dueña de ti misma, hay veces que salen cosas buenas, y otras no.
































Has estado retirada de los escenarios por el embarazo de tu segunda hija, ¿Cuánto tiempo has estado parada?


13 meses.


Y a tu vuelta, ya has estado…


En India, Bogotá y Lima.


Y ahora te vas otra vez.


Sí, ahora nos vamos a hacer una gira por Francia.


Has estado en casi todos los lugares del mundo ¿Dónde os habéis sentido fuera de lugar o habéis sentido cierta frustración?


A veces aquí.


¿Aquí?


Sí. Es curioso pero es así. No me he sentido frustrada, pero quizá incómoda. Hay veces que dices, vamos a dejarlo aquí, y nada más que por la responsabilidad de que estás aquí, de que muchos artistas de la profesión van a verte, que te vigilan y examinan, y por esto es por lo que me siento incómoda. No es que me pase cada vez que me pase aquí pero alguna vez que otra… Fuera no, fuera intento no pensar en donde estoy. Una vez que subes a un teatro, te olvidas de donde estés porque la sensación es como si estuviera siempre en el mismo sitio, en el mismo teatro, y los países van pasando por ti, porque yo bailo como bailo: aquí, en Bogotá, en Lima, en Alemania… No hay idioma para entender el flamenco.


Tienes 10 espectáculos, ¿Cuál de ellos te ha costado más interpretar?


Todos (risas). Porque yo lo tengo claro, pero tengo que hacer que también lo entiendan todos los demás y esto a veces se me olvida, que la que tiene clara la idea del espectáculo soy yo, no los demás.



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Eva termina el café y me ofrece algún dulce, pero niego con la cabeza mientras ella termina de darle sorbos a su bebida caliente. De repente, se acuerda de las fotos, y con el manejo que tiene para controlar la situación, cae en la cuenta que no se ha maquillado porque no ha tenido tiempo, se disculpa, en forma de agradecimiento, nos ofrece acompañarla al terminar la entrevista a su estudio, donde ensayará con sus compañeros y allí poder hacerle las fotografías. Acostumbrada a estar pendiente de todo, cruza una mirada hasta la otra punta del salón, donde dos ojos oscuros asoman por encima de las mantas: Marieta se despierta, y lo primero que hace, es buscar a su madre. Ella, interrumpiendo la entrevista, corre en deseos de coger a su hija, que pide su comida a través del llanto. Ella, atenta a nosotros y a la hija, sigue contestando las preguntas, “no os importa, ¿no?” y entonces encontramos el símil entre su trabajo y su vida personal: la rotundidad con la que golpea el  suelo del escenario con sus zapatos es la misma con la que encauza a su familia.
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¿Y es difícil transmitir esa idea?


E- Al principio sí, pero hasta que encuentras el método, y el método más fácil es hablar claramente. Por ejemplo, yo no puedo pretender hacer el espectáculo Federico según Lorca si los demás no conocen a Federico, es absurdo. Yo entiendo que a todo el mundo no le gusta leer, pero para eso, yo me reúno con Horacio, primo hermano mío que le encanta escribir, y a mí me encanta cómo lo hace y nos ha escrito muchas letras para los espectáculos nuestros. Además es fanático de Lorca, y entonces nos reunimos con el cuerpo de baile, él nos resume más o menos cómo está considerado Lorca, quién fue, qué ha escrito, y sobre los fragmentos que yo tengo en mente ir trabajando, entrar en el estudio e ir adaptándolos. Hay que hacer que mi equipo se motive y se interese.


Te apoyas mucho en Horacio.


Muchísimo, de hecho, hay un espectáculo que voy a estrenar en Marzo, que se llamará  Ay, que la sinopsis es de Horacio.




¿Ha habido un momento clave en tu trayectoria en el que digas ”si no fuera por este momento, no hubiera llegado hasta aquí” o todo fue poco a poco?


Hay muchos momentos que deciden tu futuro. Si mi tía no hubiera muerto con 29 años, yo no sé si mi madre me hubiera llevado a una academia, y con esto he aprendido que el destino está ahí, las cosas pasan porque tienen que pasar, yo no creo en las casualidades. Para analizar si hubiera sido importante o no, tendrías que nacer de nuevo, o te lo imaginas. De chica me imaginaba haciendo cosas muy diferentes a lo que hago, nunca sabré que hubiera sido de mí si no hubieran pasado ciertos momentos.


¿Nunca has tenido una época de escasez creativa?


Sí. Cuando buscas algo nunca aparece, pero siempre salta la chipa cuando menos te lo esperas. Y cuando Cristóbal me dice que hay que estrenar un nuevo espectáculo, yo ya tengo dos o tres ideas pululando por mi cabeza. La creación de los espectáculos es una cadena, cuando has terminado un espectáculo te has dejado algo que te lleva al siguiente.


Cuando visualizas unas de tus actuaciones y detectas un error, ¿sientes dolor y querrías volver atrás en el tiempo y rehacerlo?


Sí, sientes rabia y dices “¡Qué absurdo! ¡Cómo he podido hacer esto!”. Pero bueno, es una buena forma de aprender o de pensar desde otro punto de vista. A mí lo que me pasa es que nunca me gusta verme, incluso me gusta ver los espectáculos que monto para otra gente, que verme a mí. No puedo, es superior a mí… (risas)

Eva en 1998, 5mujeres5 en el 2000, La Voz del Silencio en 2002, A cuatro voces en 2004, El huso de la memoria en 2006. 2 años entre cada espectáculo.


Por la Bienal. Nosotros siempre estrenábamos aquí en Sevilla, entonces, inevitablemente era cada dos años.


¿Con qué premio te quedas?


Todos los premios son importantes, desde el menos conocido, el mñas personal, el reconocimiento a la persona, hasta el Premio Nacional de Danza, los premios Max, todos son importantes. Aunque yo los celebro en el momento, luego los tengo que olvidar, porque no me gusta regocijarme en los premios. Está ahí, los agradezco, es una motivación para seguir adelante y que la gente te siga reconociendo, pero ya está, siempre hay que estar con los pies en el suelo. El premio más importante es poder seguir donde estoy, manteniéndome, y por supuesto, mis dos hijas.


¿Desconectas fácilmente?


No, cuando me quedé embarazada de Marieta dije “puff, no puedo bailar, vale, quiero desconectar, y lo tengo que hacer”, pero qué va, he desconectado en que no he ido al estudio a ensayar, pero siempre estoy dándole vueltas a la cabeza. Como te salta la inspiración en cualquier momento, es algo que no puedes controlar.


En 1992 rechazaste un premio.


 (risas) Había injusticias, y con las injusticias y las mentiras no puedo. Uno mejor que nadie sabe cuándo algo está bien y algo está mal, no hace falta que nadie venga de fuera a decirte si algo está bien o algo está mal. Entonces fue un cúmulo de cosas, y dejé muy claro que por cuestiones éticas, artísticas y morales, yo no aceptar ese premio.


¿Piensas que algunos premios o la mayoría de ellos se dan por amiguismo o favoritismo en vez de por la trayectoria profesional?


Mira, odio la mentira. Y te voy a decir una verdad como un templo, los concursos son todos mentira, y lo digo porque lo sé a ciencia cierta. Y hay muchos concursos donde la gente a la que le van a dar los premios ya saben que se los van a dar. Y a eso no hay derecho, y hay muchos profesionales que han cogido un primer premio, sabiendo que hay mucha gente, con muchísima ilusión, con mucho trabajo dentro de un estudio, y que van con toda la inocencia deseando querer recoger un premio. Amiguismo, favoritismo, politiqueo…hay de todo.


¿Hay mucha política en el flamenco?


Claro que hay. Influye todo y tienes que mantenerte alejada. Es que para mí que la política tenga que influir en la cultura me parece una atrocidad impresionante… El arte está por encima de todo eso.


¿El miedo es un sentimiento totalmente malo? ¿O tiene algo de bueno sentirlo?


Los nervios siempre hay que tenerlos, y el día que no sientas nervios antes de subir a un escenario, no te subas más. A mí no me gusta el miedo porque te limita, pero tampoco no es bueno no tener nada de miedo, y además, ¿quién no tiene miedo en la vida? Todos tenemos miedo.




16 de noviembre de 2012

Manifestación 14N en Sevilla


La novena huelga general en la historia de la democracia tuvo un gran seguimiento en la provincia. El paro general, convocados por UGT y CCOO contra los recortes del Gobierno de Rajoy logró una alta participación en la ciudad sevillana en los piquetes de la noche y en la manifestación que sucedió por la mañana. Tanto el sector de la industria y la distribución como en los pequeños y medianos comercios secundaron la huelga, a excepción de las grandes marcas, como El Corte Inglés, que abrió sus puertas a la hora establecida.

Las incidencias más destacadas tuvieron lugar a primera hora de la mañana, en puntos estudiantiles como el Rectorado o en las facultades de Ingeniería. En el primero, un grupo de piquetes permanecieron en ambas puertas del Rectorado, donde impedían la entrada a todo aquel que quisiera acceder a las instalaciones, creándose varios enfrentamientos verbales. El momento más tenso llegó cuando un ciudadano llamó a la policía al haberse sido denegada la entrada al edificio. De momento, aparecieron una decena de policías antidisturbios los cuales entraron en el Rectorado, dejando pasar a aquel ciudadano que quisiera. Cuando pasó un tiempo, los policías empezaron a marcharse, pero en ese momento, un piquete le lanzó una botella de agua a un agente, que le impactó en la cabeza. Los policías hicieron acto de cargar, pero la cosa no llegó a mayores y retrocedieron hasta abandonar el recinto. Mientras, en las facultades de Ingeniería se suspendieron tres exámenes debido al corte de luz y electricidad que se produjo con motivo de la huelga.
La puerta principal de El Corte Inglés en la Plaza del Duque volvió a ser un punto de encuentro de un piquete compuesto principalmente por sindicalistas de CCOO. Se unieron a ellos miembros de la CGT para acabar en un piquete informativo conformado por unas diez personas que accedieron al interior del establecimiento sobre las 11 de la mañana.

En la manifestación participaron numerosos sindicatos sevillanos, como el SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores), el MAE (Movimiento de Acción Estudiantil), CCOO (Comisiones Obreras), UGT (Unión General de Trabajadores), CGT (Comisión General de Trabajadores), partidos como Izquierda Unida o Izquierda Anticapitalista. Además, representantes del sector del metal, de la sanidad, de la agricultura, de los medios de comunicación, también salieron a la calle para protestar y hacer saber de su precaria situación. También, una agrupación teatral acompañó a la concentración caracterizados de banqueros llevando atados del cuello a ciudadanos, gritando consignas y expresando su enfado contra la actual coyuntura.

La comitiva partió de la puerta del Rectorado, donde se reunieron gran parte de los sindicatos, y de allí salió para recorrer las calles más céntricas de Sevilla, pasando por la Campana o la Plaza de la Encarnación. Llegaron hasta el Prado, donde se encontraron las dos marchas. Aquí, la gente empezó a dispersarse aunque algunas se quedaron por las medianías ya que se celebraron actos de celebración con música, refrescos e incluso un pequeño concierto en el parque de La Martina, el cual congregó a centenares de personas.

Hubo incidentes en la puerta de la sede del Partido Popular, donde los manifestantes tiraron botes de pintura e increparon, incluso tuvo que intervenir la Policía Nacional para vallar la fachada del edificio.

La federación de comerciantes de Sevilla (Aprocom) estima que el seguimiento de la huelga en el sector sólo fue del 15% mientras que la CES precisó que en el centro el 90% de los comercios permanecían abiertos, porcentaje que llegaba al 100% en el caso del distrito Macarena, al 97% en Los Remedios y al 95% en Nervión.

Después de la manifestación se realizó a las seis de la tarde un acto llamado "Rodea el Parlamento", donde los manifestantes se situaron en frente del Parlamento, levantando banderas y gritando, para acabar con Cañamero, dando un discurso para todos los allí presentes.

Aunque cada organización o federación publique un informe diferente en cuanto a las cifras del seguimiento de la huelga, podemos decir que fue una huelga muy participativa donde se pudo ver que la preocupación e indignación de la gente va incrementando cada día más.



Aquí os dejo una selección de las fotografías que realicé durante los piquetes y la manifestación:








22 de junio de 2012

Fotorreportaje "Incansables" en Coripe


Os dejo con el video-presentación del fotorreportaje:




Y pinchando en esta imagen encontráis las fotografías subidas a Flickr:


 


Cuando tuve que centrar la temática de este fotorreportaje tuve la idea muy clara: quise plasmar el esfuerzo, la constancia y el poco valor que se le otorga a los campesinos, agricultores y demás personas que se dedican al primitivo oficio del campo aquí en Andalucía, porque era necesario, porque es vital otorgar notoriedad y hacer conocer el laborioso y costoso trabajo que desempeñan.

Para ello me desplacé a Coripe, un pequeño pueblo sevillano que vive especialmente del campo, y entre sus recolecciones están las de la aceituna, el algodón, y el espárrago. Tuve el placer de conocer a una familia de jornaleros que trabajaban en la recogida del espárrago; ellos eran Manuel, Manolo, y Ana; marido, mujer y padre de ella. El padre tiene 78 años y lleva toda su vida dedicándola al campo, sin un día de respiro, cargándose a sus espaldas millones de historias y hectáreas recogidas. Él rápidamente cogió confianza conmigo y me contó muchísimas cosas sobre el pueblo, su origen, la vía verde, el túnel de Coripe y demás historietas que él las recordaba como si fuera ayer. Ana y Manolo, casados y con una hija de 8 años y un hijo de 19 años, recibieron las tierras del padre de ella y heredaron el carácter impasible para la recogida. Me contaban que el marido también desarrollaba otros trabajos, haciendo pequeñas obras, pintando paredes o lo que surgiera, ya que el dinero que obtenían del campo no les era suficiente para mantener a una familia de cuatro personas.


Como mi objetivo era reflejar en las fotografías el aspecto humano de los agricultores, me desplacé una semana antes a Coripe para tomar confianza con ellos. Quedamos un sábado temprano por la mañana y conocí a Ana y a su marido, Manolo. Me enseñaron las tierras donde ellos recogían y me contaron el daño que hacía las lluvias a la cosecha aunque para el espárrago no era un inconveniente porque era una planta muy resistente a las lluvias y al Sol.  Ella me contó la poca rentabilidad que tenía este alimento, puesto que ellos lo vendían a 1 euro o 1 euro y medio el kilo, mientras que en los supermercados las vendían a 1,85 el cuarto de kilo, por ello, ella los vendía en el mismo pueblo, directamente y sin intermediarios, y solía vender el kilo a 1,60, y, aunque fuera una nimiedad el dinero de más que sacaba, “por lo menos sacamos algo” decía ella.

Me despedí ese día de ellos acordando que el próximo sábado para realizar el fotoreportaje. Después de pasar la incertidumbre de si llovía o no, me cité con ellos en un bar del pueblo para ir a recoger a Manuel, el padre de Ana, el cual estaba en su casa, ya preparado, ataviado para la ocasión. Con mucho desparpajo y amabilidad se me presentó y me preguntó que para que era el reportaje.

De ahí fuimos al campo, donde ellos se prepararon, cogieron los cajones, los cuchillos y se pusieron los guantes para no perder ni un minuto de tiempo. Eran las 8 de la mañana, pero tenían que hacerlo rápido, quedaba una jornada muy dura. Manolo iba contándome lo mal que estaba la situación en el campo, lo poco que cobraban y lo sacrificado que era, y me expresó su opinión sobre las palabras del político Durán i Lleida sobre los agricultores de Andalucía,  oponiéndose total y efusivamente a esas declaraciones tan nefastas “que conozca mejor la situación que existe y que luego opine de verdad, tiene un cargo demasiado importante para ir diciendo esas cosas” decía.

Ana me preguntaba sobre mi afición a la fotografía, siempre muy atenta  a que no la sacara desfavorecida y avergonzándose mucho delante de la cámara, mientras que Manuel, el hombre mayor, no hablaba casi nada, centrado en su trabajo, sin levantar la mirada de la tierra mojada y embarrada, sacando cada espárrago con una destreza habitual en una persona que ha estado siempre en el campo.


Pasada una hora, se dirigieron a otro sector del campo donde todavía quedaban espárragos que recoger, así que cargaron los cajones con la cosecha que habían recogido, lo cargaron en el coche y nos dirigimos al otro sector, que no estaba muy lejos, pero sí era muy difícil acceder con coches utilitarios no preparados para superficies más escarpadas, aparte de que la tierra estaba muy llena de barro a causa de la lluvia de la noche anterior.

En esta ocasión, ya recogiendo toda la cosecha, después de haber recogido todos los espárragos del terreno,  Manolo y Ana me explicaron varias cosas muy importantes sobre el espárrago: me dijeron que por ejemplo, en Almería se quejaban mucho de que tienen muchos controles y que en Marruecos no existe control alguno y que meten muchos alimentos para España, siendo una pena ya que tenemos muchos alimentos de gran calidad aquí en España. Hace dos años, los obligaron a firmar un acuerdo en el que se les instaba a no echarle ningún producto durante el tiempo de cosecha, después sí podían.

Me interesé también por el proceso de almacenaje y empaquetamiento, y me contaron que en la manipulación separan los espárragos por calibre (12-16 ó 16-20), ya que cada calibre tiene otro precio. En este proceso intervienen la mayoría mujeres, las cuales se colocan en una cinta, lavan los espárragos, los cortan, y los empaquetan en medio kilo, kilo, cuarto de kilo, según se requiera. Manolo me decía “la verdad es que es una lástima porque son espárragos para gourmet y se venden en tiendas y supermercados normales y a muy mal precio”.

Después de esta conversación, cargaron todos los cajones al coche y nos dirigimos al centro del pueblo donde llevaban los espárragos para que fueran pesados y así pudieran venderlos.

Cuando llegamos al sitio, que era un pequeño garaje donde tenían un peso antiquísimo, oxidado y medio doblado, y una pila de cajones vacíos que los iban dejando la gente que llevaba los espárragos a pesar, ya había varios coches y furgonetas esperando a que sus recogidas fueran pesadas. Cuando Ana y Manolo descargaron todos los cajones y los colocaron en el peso, estaban expectantes al resultado que marcaba la balanza, y en el momento de saber el peso, el hombre que realizaba este trabajo les quitó dos kilos al resultado porque “los espárragos tienen mucho barro y los cajones, quieras o no, pesan lo suyo”. Esto me pareció muy descarado puesto que esos dos kilos eran obviamente excesivos.

Pero, a pesar de todo, la pareja aceptó el cheque, que luego canjearía por dinero, y ayudaron al distribuidor a subirlos en su furgoneta para que él pudiera repartirlos a las diferentes tiendas y supermercados.


Se despidieron de mí con una sonrisa, un “muchas gracias”, y un “cuando queráis, para lo que haga falta, aquí estamos otra vez”. 

3 de enero de 2012

Polaroid Land Camera 1000

Coger un objeto y sentir que transmite algo solo ocurre muy pocas veces, y con muy pocos. Son tantos los utensilios e  instrumentos los que pasan por nuestras manos que muy pocas veces nos detenemos a observarlo, a pensar quién lo habrá utilizado, por dónde habrá estado, si alguien lo tuvo escondido durante mucho tiempo, si alguien lo odiaba, si a alguien se le cayó, o si a alguien le transmitió muchas sensaciones.
Pues esto es lo que me ocurrió con una cámara que llegó a mi casa no hace mucho, una cámara especial, antigua y a la vez la más actual de todas, anclada en el pasado pero de obligada utilización en el presente, con una fuerza superior y un carácter que hace que se aleje a todas las demás cámaras por su singularidad y personalidad, hablo de la Polaroid Land Camera 1000.

Esta cámara fue fabricada y puesta a la venta entre la década de los sesenta y setenta. Es una pieza de coleccionista, y muy exclusiva, ya que se dejaron de fabricar hace tiempo.

La Polaroid Land Camera 1000 es una cámara sencilla en cuanto a su manejo , y no merece mucho estudio ni mucha dedicación, pues es una cámara destinada al uso de personas amateurs de la fotografía y dedicada a fotos fáciles y rápidas.

La cámara tiene un fotómetro automático que regula la velocidad del obturador , teniendo éste una abertura fija de f.14.6. Como esto no producía mucho juego y le proporcionaba a la cámara de pobres características, se le añadió un regulador de luz ambiente, para que según la luz que haya, entre más o menos luz. A esto se le llamó ojo eléctrico.




Si la intención era tirar fotos en interiores con esta cámara sin la utilización de un flash, era una compra inútil, pues resultaba imposible que pudiera obtener tanta luz de una habitación sin gran cantidad de luz teniendo un diafragma f. 14,6. Para ello, era necesario utilizar el Flash electrónico de Polaroid o el FlashBar de 10 bombillas también de Polaroid. Si se utilizaba éste último, primero había que utilizar las cinco bombillas de uno de los lados, y luego invertir el flash para utilizar las otras cinco, y si se llegara a utilizar un Flash-bar parcialmente usado, la cámara automáticamente elige una bombilla sin usar; las demás las ignora. Un autentico gasto.

El alcance del Flash Electronico de Polaroid era de 1,2 metros a 2,7 metros y el de un Flash-bar de 1,2 a 2,4 metros.

Pero, cuando realmente sacamos partido a esta singularidad de cámara es a la hora de sacarla a la calle. Al realizar fotos en exteriores vemos la verdadera cara de la Polaroid, aquí podemos exprimirla al máximo y sacarle el mejor partido.  Aquí aparece el antes nombrado “ojo eléctrico”. A este “ojo” era fácil engañarle, es decir, si el sujeto se colocaba detrás de un fondo negro, el ojo eléctrico analizaría automáticamente la oscuridad del fondo y habría una sobreexposición del sujeto en la fotografía. Y lo mismo ocurría al contrario, un fondo muy claro oscurecería al sujeto puesto que el ojo eléctrico dejaría entrar menos luz.

Para la mayoría de las fotos, el botón que tiene la cámara de aclarar/oscurecer se debe mantener en la posición normal (7A). Pero si el motivo principal sale demasiado oscuro o claro, puede mover el botón hacia aclarar (7B) o hacia Oscurecer (7C).

La utilización de la cámara en interiores es muy diferente a su manejo en exteriores, más que nada por el empleo del  flash. Sin embargo,  en ocasiones se requiere el uso del flash en fotografías en exteriores o en interiores con luz diurna, así existen varios consejos de cómo utilizar el flash combinándolo con la luz natural: si el sujeto está en la sombra y el fondo es brillante, existe el riesgo de que el fondo aparezca con una exposición excesiva o bien insuficiente para el sujeto. Por tanto, si se utiliza el flash en estas ocasiones, se podrá compensar la falta de luz o la abundancia de luz en ambas situaciones. También es conveniente utilizar el flash cuando el sol incide fuertemente en el sujeto de costado, si el flash se utiliza, quedarán las sombras más suavizadas. En exteriores, bajo todas las condiciones de iluminación excepto luz diurna muy brillante, el obturador permanecerá abierto para un tiempo de exposición relativamente largo y la foto puede salir borrosa. Por ello, utilizando el flash se reduce el tiempo de exposición y las fotos saldrán definidas.

Ya habiendo hecho una foto, y después de haber tenido todas estas consideraciones en cuenta, cada foto que se tome, sale de la cámara de al misma manera que la hoja protectora de la película que expulsa al principio. Mientras sale, aparece un resguardo negro encima de la película, esto regresa automáticamente dentro de la cámara cuando la hoja protectora esté casi toda fuera. La finalidad de esto es proteger la foto de la luz durante los primeros momentos del revelado.

Aquí una lista de las características principales:
-Tipo de película: SX-70.
-Velocidad del obturador: variable en función de la luz ambiente (no especificada).
-Lente de plástico.
-Apertura fija de f14.6.
-Distancia focal fija de 1.2m a infinito.-Conexión para flashcubes o el flash diseñado específicamente para la cámara.
-Entrada para trípode de tipo NO universal y diseñado para la cámara.
-Contador de película restante.
-Regulador de luminosidad ambiente para mejor captura de las fotos.

Y aquí otra de los accesorios que sirven para esta cámara:
-Flash electrónico

-Equipo de accesorios 186 A: incluye un disparador automático, una montura para trípode y un marco de lucita para su fotografía.

-Estuches Porta-Todo 137 y 138: con correa para el hombro y bolsillos. Tiene lugar para la cámara, película, Flashbars y accesorios.

-Estuche con divisiones 187: rígido y con correa de hombro. Para llevar la cámara, película y flashbars-

-Álbum 129: archiva 40 fotos SX-70.

Se conoce que las Polaroid son muy atractivas, con un diseño muy llamativo y muy adaptable a la estética retro que se ha implantado actualmente en nuestra sociedad. Tiene una forma cuadrada, dividida en dos colores: negro y blanco sucio. La parte delantera la atraviesa una línea de 6 colores (rosa, rojo, naranja, amarillo, verde y azul), que es la que le otorga el toque distintivo.

En esta parte, se sitúa en el centro el objetivo, fijo por supuesto, en color negro, mientras que a su izquierda se encuentran, arriba, el visor, protegido por una lente de plástico, y el botón de aclarar/oscurecer, éste más abajo. En la parte derecha está el botón de disparo, de color rojo, (aunque en otras es de color verde) y el logo “1000”. Debajo de la parte delantera se ubica la ranura para introducir la película SX-70. Ésta ranura se acciona con un botón que hay en el lateral. De la parte trasera poco hay que contar, es totalmente negra y solo aparece el visor.




La película que se utiliza para esta cámara, la Polaroid SX-70, es un tipo que hace tiempo se dejó de fabricar, puesto que la demanda no era lo suficientemente alta. Por ello, se buscó la forma de adaptarle las películas de la Polaroid 600, siendo éstas totalmente servibles para la Land Camera 1000. A pesar de todo, la empresa “Impossible Project” fabrica, a muy alto precio, películas del tipo SX-70.


Es un riesgo adquirir esta cámara puesto que es difícil darle uso debido a la escasez de sus películas, pero, si existe esa remota suerte de encontrar la oportunidad de utilizarla, valdrá muchísimo la pena: la calidad de texturas, enfoques, colores y tonalidades que aparecen en sus fotografías es algo que está al alcance de muy pocas cámaras fotográficas.

Pinchando aquí podrás encontrar fotografías hechas con la Polaroid Land Camera 1000, aunque aquí se pueden ver dos ejemplos de fotografías hechas con esta cámara: